Convento de San Diego en Cartagena de Indias

Convento San Diego Cartagena

Ubicado en el legendario barrio San Diego, frente a la plaza San Diego, este convento fue construido en 1608 por Fray Sebastian de Humilias con la misión de socorrer a la gente pobre de la ciudad.

Hoy restaurado a su máximo esplendor de antaño es la sede de la Universidad de Bellas Artes, una de las más importantes de la región en cuanto a artes se refiere. Conserva todos sus detalles coloniales tanto en su fachada como en su interior.

 

Construcción del Convento de San Diego

En el año de 1608, más exactamente el 8 de febrero, el padre Fray Sebastián de Humillas obtuvo licencia para la construcción y fundación del Convento de Recoletos de San Diego en la ciudad de Cartagena de Indias. Este proceso comenzaría en una casa que poco a poco sería transformada en el Convento.

La obra no hubiera sido posible sin los aportes pecuniarios de la ciudadanía, los buenos propósitos del Obispo Fray Juan de Ladrada y del entonces Gobernador Don Diego Fernando de Velasco. Sería hasta 1611 que comenzaría la edificación del Convento de San Diego, siendo costeado por el Capitán Jorge Fernández Gramajo.

El 21 de octubre de 1625 se consagró la Iglesia del Monasterio y se conoce esta fecha como la de culminación de las obras del Convento de San Diego o Recoleto. La construcción estuvo a cargo del maestro Simón González, quien proyectó y dirigió la construcción de la Catedral de Cartagena.

En 1857 aparecía dentro del Inventario de Bienes Inmuebles Nacionales, reseñado como cárcel de la provincia y del distrito de Cartagena, como la Casa de Prisión y Reclusión. Contaba este claustro con otras propiedades aledañas que en algún momento intentaron ser vendidas o rematadas.

Dentro del inventario del Convento se incluía un huerto, que para el año de 1881 se intentó vender y al no aparecer postor para el remate del 31 de agosto del mismo año, el administrador de hacienda de la provincia lo adjudicó al Inventario General del Estado. Ya para el año de 1891 se encuentra totalmente extinguida la comunidad Franciscana de San Diego, el claustro continúa con su labor como centro reclusorio. Siendo gobernador José Manuel Gogenaga se instala en el primer piso de la construcción la planta eléctrica de la ciudad que en 1905 hizo explosión, causando grandes daños a la edificación.

Como era costumbre de la época, los edificios de naturaleza religiosa destinaban una parte de sus terrenos a los campos santos o cementerios, y el claustro de San Diego no fue la excepción. En 1917 se ordenó el traslado de éste con el fin de que la administración del Monopolio de Licores se instalara en dichos terrenos.

 

Transformación del convento en instituto de Musical y de Bellas Artes

En el año de 1957, siendo gobernador Eduardo Lemaitre, y según informe del entonces secretario de educación departamental, se acordó trasladar el Instituto Musical y de Bellas Artes al convento, en busca de una mejor locación.

Solamente hasta 1983 se protocoliza, a través de la Ordenanza 17 de ese año, la cesión de la edificación conocida como Claustro de San Diego de propiedad del departamento de Bolívar, para el funcionamiento del Instituto Musical y de Bellas Artes, complementado a su vez con un comodato entre la Licorera de Bolívar y el Instituto para la dotación de talleres y aulas, colindando este anexo con la Calle de Campo Santo.

En ese mismo año, comenzaron los trabajos correspondientes a la restauración total de la edificación, con el fin de que conservara sus características espaciales, ambientales y estilísticas.

Para completar el área requerida por la Esba, se propuso construir por el lote aledaño del lado este, una edificación que siendo de características arquitectónicas contemporáneas, resultara armónica con el conjunto.

 

Évolución cultural u la universidad supérioir de bellas artes

Para lograrlo, se repitió el esquema que dispone espacios construidos alrededor de un patio central, prototipo de las casas cartageneras.

Especial atención mereció el rescate de los vanos originales del convento y de la iglesia, descubiertos mediante calas practicadas en la obra. Las fachadas adquirieron un aspecto original, con la excepción del segundo cuerpo de la misma, donde a falta de testigos infructuosamente buscados que confirmaran la existencia de una torre de campanas mencionada en las crónicas, se optó por conservar el hastial de apariencia gótica realizado por el artista cartagenero Luis Felipe Jaspe, después de la explosión de 1905.

En el primer cuerpo de la fachada, sin embargo, fue posible descubrir los arcos originales y restituir el portal de acceso como medio de integración entre la Escuela y el parque de San Diego, con el fin de que el convento sirva como una prolongación didáctica de la plaza, revitalizando el sector.

Al entregar el claustro restaurado para el servicio de la Escuela, se involucra plenamente a Cartagena dentro de la evolución cultural del país, propiciando de esta manera el surgimiento de nuevos valores que con el idioma del arte se encargarán de rescatar nuestras raíces y preservar nuestra identidad latinoamericana

Actualmente la universidad superior de bellas artes la sigue ocupando siendo esta la mayor representante de la ciudad en los aspectos educativos que maneja.

 

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